Somalia; en Estado de Guerra

Somalia -el estado fallido del cuerno de África- debería ser el punto de mira de la opinión pública. Sin embargo, conflictos en el continente europeo -la guerra del Golfo Pérsico o la crisis yugoslava- siempre han tapado la realidad del problema somalí.
Explicamos la actualidad de Somalia a raíz de tres hechos importantes en su historia; la derrota somalí en la guerra del Ogadén (1977-1978), la guerra de secesión de Somalilandia que acabaría con la proclamación de independencia de ésta en 1991; y, finalmente, el enfrentamiento entre las fuerzas gubernamentales y los movimientos de origen clánico -asociaciones de base familiar y clientelar que luchan por el poder. Dichas facciones aumentaron su fuerza entre 1988 y 1991 consiguiendo poner fin a la dictadura de Mohamed Siad Barre, pero con una consecuencia: llevar al país al actual contexto de vacío de poder, sumado a una de las mayores catástrofes humanitarias de hambrunas y sequías en treinta años.
La dictadura de Siad Barre y la fracción clánica
Uno de los principales objetivos de la dictadura de Siad Barre era el de calmar las disputas de los clanes bajo la unidad política del partido Socialista Revolucionario de Somalia. Sin embargo, no se obtuvo el resultado buscado y la dictadura aumentó los niveles de represión y de ejecuciones extrajudiciales como forma de contención, llegando a ser, en 1989, la forma de vivencia generalizada. La respuesta de los clanes, muy lejos de la obediente que buscaba Barre, fue la de una insurrección aún mayor que desató una guerra de las provincias contra la fuerza de Mogadiscio.
A partir de 1990, la sequía que sufrió Somalia afectó de lleno en la economía y el curso social del país. Por ello, Barre comenzó a llevar a cabo una serie de medidas que justificaría el apoyo de las clases sociales, tanto en materia de economía -favoreciendo a la burguesía-, como en política -permitiendo el multipartidismo. Sin embargo, sus actuaciones llegaron demasiado tarde. Barre huyó de Mogadiscio el 27 de enero de 1991 tras la invasión de Mogadiscio el 5 de diciembre de 1990 por las tropas rebeldes del Congreso de Somalia Unificada (USC).

En la primera mitad de 1991, los seis clanes principales llegaron al acuerdo de unidad política y el 21 de julio de 1991 escogieron como presidente provisional -durante dos años- al integrante del clan Hawiye del USC, Ali Mahdi Mohamed, y a Omar Arteh Ghalib, del clan Isaak de MNS, como primer ministro.

Sin embargo, las divisiones internas del USC comenzaron a aparecer. Sus integrantes se desplegaron entre aquellos que apoyaban al presidente Ali Mahdi Mohamed o aquellos que lo hacían al general Mohamed Farah Aidid, quiénes acabaron por formar un nuevo movimiento; la Alianza Nacional Somalí (SNA). Este último -quien acusa a Ali Madhi de miles de crímenes, por lo que, dice, no representa los intereses del pueblo somalí- llegó a ocupar cinco de las seis partes de la ciudad, lo que el general llegó a considerar como "Mogadiscio sur" -un 80% de la capital. Mientras, las fuerzas de Ali Mahdi se encontraban atrincheradas en los barrio del norte y en una parte de Shangani.
La ciudad fantasma
Las separación entre zonas lo dibujaba una línea imaginaria marcada en la autopista, la llamada "línea verde". La posibilidad de llegar al otro punto de la zona sin sufrir uno de los miles disparos de obús era casi imposible, por lo que decidieron crear varios puntos de paso para los ciudadanos independientes al conflicto. El 3 de marzo de 1992, el presidente Ali Madhi y el general Farrah Aidid, levantaron un acuerdo de alto al fuego que apenas fue respetado por veinticuatro horas. Entonces la ciudad se encontraba bajo el mandato del clan y no de una autoridad central, donde 15.000 jóvenes armados instauraban una nueva dictadura; la del miedo.

La capital somalí se ha convertido en una ciudad fantasma, donde no hay luz, ni agua, y todos los comercios y casas han sido saqueadas y abandonadas. Sin embargo, el mercado negro sigue existiendo, un mercado sustentado por unas mercancías que nadie sabe de dónde ni cómo llegan al territorio. Y, aunque existe escasez básicamente de todo, hay algo que nunca escasea: el mercado de armas. Así lo relataba el periodista Vicente Romero:
"En el mercado se ofertaban más armas que alimentos. Un fusil automático AK47, la obra maestra del ingeniero Kalashnikov, se vendía por menos de 300 euros. Algo más caros estaban los lanzagranadas, las ametralladoras antiaéreas y los cañones ligeros. Armas de segunda o tercera guerra. Lo único a estrenar eran las municiones. Pese al alto precio, su consumo masivo resonaba en las cuatro esquinas de la ciudad [de Mogadiscio]. Las noches eran oscuras como boca de lobo. Y las gentes permanecían ocultas, acosadas por los fantasmas terribles de la violencia, el hambre y el miedo"

¿Constitución o amenaza?
Tras casi diez años de total incertidumbre política, en julio de 2000, la Unión de Tribunales Islámicos o Unión de Cortes Islámicas (UCI) instauró un sistema judicial basado en la aplicación de la ley Sharia como integración de los estados islámicos -lo que los países occidentales acabarían por identificar como una amenaza yihadista. Dicha ley actuaría como constitución de Somalia durante tres años. En esta constitución, la República Somalí adoptó un sistema federal de gobierno, con 18 regiones: Awdal, Bakool, Banaadir, Bari, Bay, Galguduu, Gedo, Hiiraan, Jubbada Dhexe, Jubbada Hoose, Mudug, Nugaal, Sanaag, Shabeellaha Dhexe, Shabeellaha Hoose, Sool, Togdheer y Woqooyi Galbeed.

Tras el aumento del terror de los países occidentales ante una supuesta amenaza yihadista, el gobierno de George W. Bush formó un ejército de alianza entre etíopes y somalíes -en gran parte señores de la guerra de Mogadiscio- que pasó a llamarse Alianza para la Restauración de la Paz y Contraterrorismo (ARPCT). Así, la Segunda Batalla de Mogadiscio comenzó en mayo de 2006, una batalla protagonizada por el ARPCT y la UCI en la que esta último fue derrotada y por la que, el 5 de junio de 2006, al menos 350 personas perdieron la vida.
Unidad
La posesión del territorio pasaría a manos, entonces, de la ARPCT, pero las facciones más fuertes de la UCI -entre las que se encontraban Al-Shabab, "Movimiento de los jóvenes Muyahidines"- se aferraron al dominio que habían poseído a través de una guerra de guerrillas que, más tarde, se convirtió en la Alianza para la Reliberación de Somalia (ARS). Estos, habían llamado a la insurgencia islamista donde la mayoría musulmana internacional -sobre todo muyahidines afganos- aceptaron, lo que hizo que los medios occidentales viesen el movimiento de Al-Shabab como la sucursal somalí de Al-Qaeda -ambas inspiradas en el wahabismo radical.

Para 2007, la ARS había conseguido recuperar los estados de Somalilandia y el autónomo de Puntland. Mientras, la ARPCT o Gobierno Transicional de Somalia, mantuvo los territorios de Jubalandia y Galmudug. En octubre de 2008, la ARS y el Gobierno Transicional de Somalia pactaron para crear un Gobierno de unidad en el que eligieron, en 2009 a Sharif Sheid Ahmed -antiguo miembro de la UCI- como presidente de Somalia quien se mantendría en el poder hasta 2012.

Sin embargo, desde julio de 2011, Somalia sufre la peor crisis alimentaria en veinte años.